Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe

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La importante contribución africana llegada al continente principalmente con la esclavitud dio lugar a riquísimas interacciones culturales que no han tenido la justa consideración en la subregión. El choque brutal de culturas fruto de uno de los episodios más deplorables de la historia de la humanidad, paradójicamente generó un valioso y original diálogo que hizo posible la excepcional multiculturalidad de nuestras actuales sociedades. De ahí la necesidad de abordar dicha temática para iluminar y evidenciar los diferentes aportes que permitan construir una memoria común y saldar así en parte la deuda con los protagonistas.

En referencia a la histórica invisibilización del aporte afro a la construcción de las sociedades actuales Marta Goldberg señala “Se hizo «occidentalismo» dentro de la praxis europea del siglo xix, lo que implicaba hacer desaparecer, inclusive de la memoria colectiva, pueblos y culturas en aras de la construcción de «un ser nacional» que los excluía”[1]. Y continúa diciendo “En la construcción de la «Argentina civilizada», las raíces africanas e indígenas fueron extirpadas junto con todo elemento material o inmaterial que las recordase. Así podemos hablar de la presencia de una ausencia...”

Este proceder no es diferente al que se siguió en otros países de la región, entre ellos Paraguay y Uruguay, ni tampoco es ajeno a la realidad que aún hoy en día se experimenta, de ahí la necesidad de la investigación científica y de la divulgación de sus resultados para sensibilizar, concientizar y enmendar.

Al respecto Rebeca Medina escribe “Por su importancia, el conjunto (Estancia de Alta Gracia) se suma al reconocimiento del sistema de obras que la orden jesuítica construyó en la provincia y en la nación, designadas desde 1941 como MHN (Monumento Histórico Nacional), y que alcanzaron en el año 2000 la declaración como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sin embargo, la sociedad en general no identifica la significativa participación del esclavo en la construcción y producción de la estancia, siendo prácticamente invisibilizada su aportación, situación que la comunidad afro en Córdoba ha comenzado a reivindicar.[2][3]

Ignacio Telesca por su parte subraya algo similar respecto al caso de Paraguay: “En la sociedad paraguaya aún el tema del afrodescendiente no forma parte del imaginario nacional ni de la historia[4], dejando en claro que la negación e invisibilización sistemática no es sólo un problema histórico sino una realidad presente.

En la actualidad, Colonia del Sacramento constituye un lugar turístico y de visita frecuente tanto para uruguayos como para extranjeros. Si bien el casco histórico de Colonia es uno de los puntos más visitados del Uruguay debido a sus características patrimoniales, no se asocia con el tráfico de esclavos y la esclavitud[5]; señalan Chagas, Stalla y Borucki.

No obstante las anteriores observaciones existen en los tres países interés y voluntad constante y creciente por revertir las injusticias heredadas del pasado, lo cual se ve reflejado en políticas públicas, legislaciones, reconocimientos y reparaciones en general, dirigidos a la población afrodescendiente.

El apoyo brindado para la realización de la presente investigación es una muestra de la voluntad por testimoniar las diversas dimensiones que la trata de esclavos y la esclavitud implicó e implica hoy en día, ya que no hay conciencia sin conocimiento. La información aquí presentada es el fruto del aporte de numerosos expertos y conocedores, de la academia, la sociedad civil y el ámbito gubernamental, de Argentina, Paraguay y Uruguay, así como del apoyo y aval de las respectivas Comisiones Nacionales para la UNESCO.

En Argentina se trabajó con una serie de interlocutores señalados por la Dirección Nacional de Bienes y Sitios Culturales[6] del Ministerio de Cultura, así como con otros referentes involucrados en su momento en el proyecto Sitios de Memoria de la Ruta del Esclavo en Argentina, Paraguay y Uruguay[7]. De igual forma, en Paraguay y Uruguay se contó con el aporte comprometido y desinteresado de los expertos que participaron del mencionado proyecto. Asimismo, en Paraguay la Dirección General de Diversidad, Derechos y Procesos Culturales de la Secretaría Nacional de Cultura, por intermedio de la Comisión Nacional Paraguaya de Cooperación con la UNESCO, suministró información y por su parte en Uruguay la Comisión Nacional del Uruguay para la UNESCO indicó los nombres de los referentes a involucrar.

En los tres países en total se identificaron 63 elementos, 36 de Argentina, 3 de Paraguay y 24 de Uruguay.

No obstante, a pesar de la inmensa colaboración recibida y de la ardua labor realizada, es necesario acotar que el presente trabajo no pudo abordar la totalidad del extenso universo a relevar. Por un lado, la falta de conocimiento sobre ciertos elementos hace imposible identificarlos claramente. Es el caso por ejemplo de tres lugares en Paraguay con clara presencia de población afrodescendiente (Areguá, Tavapy -hoy San Roque González- y Tevegó)[8] en donde sería necesario plantear una investigación profunda y coordinada para arrojar luz sobre la realidad. En general, dichas acciones muchas veces no son priorizadas en las distintas esferas, ya sea por falta de recursos económicos y/o técnicos como por la ausencia de acuerdos y de decisiones, quedando continuamente relegadas en el tiempo.

Por otra parte, la multiplicidad de actores y referentes de la temática en los últimos tiempos, hace muy difícil poder abarcarlos a todos en un único abordaje. A modo de conclusión podría decirse que éste es un tema de tratamiento relativamente reciente en la región y que aún queda mucho por investigar, consensuar, coordinar, difundir y asumir. Sin lugar a dudas deberán de existir futuras aproximaciones que permitan completar, actualizar y profundizar lo expuesto en la presente investigación.

Para finalizar quisiera agradecer a todas y cada una de las personas, organizaciones e instituciones[9] que brindaron su apoyo calificado y desinteresado, en aras de la construcción de una narrativa más auténtica, justa e inclusiva de la realidad.


[1]Goldberg, M. Plaza San Martín y Parque Lezama Argentina - Buenos Aires (Capital Federal). En: TOMO I

HUELLAS E IDENTIDADES. Sitios de Memoria y culturas vivas de los afrodescendientes en Argentina, Paraguay y Uruguay. UNESCO. Montevideo. Uruguay. 2012. p.33.

[2] Referencia del texto original: Afrodescendientes de y en Córdoba. Documento inicial: «de pronto nos ven»: (…) Reconocimiento de que junto a los pueblos originarios, muchas de las iglesias y edificios

hoy históricos, fueron construidos por mano de obra esclavizada. Córdoba: 11 de Octubre de 2010.

[3] Medina, R. Manzanas y estancias jesuíticas de Córdoba. En: TOMO I HUELLAS E IDENTIDADES. Sitios de Memoria y culturas vivas de los afrodescendientes en Argentina, Paraguay y Uruguay. UNESCO. Montevideo. Uruguay. 2012. p.50.

[4] Telesca, I. Paraguay. En: TOMO I HUELLAS E IDENTIDADES. Sitios de Memoria y culturas vivas de los afrodescendientes en Argentina, Paraguay y Uruguay. UNESCO. Montevideo. Uruguay. 2012. p. 84 y 96.

[5] Chagas K., Stalla N., Borucki A. Casco histórico de Colonia del Sacramento. En: TOMO I HUELLAS E IDENTIDADES. Sitios de Memoria y culturas vivas de los afrodescendientes en Argentina, Paraguay y Uruguay. UNESCO. Montevideo. Uruguay. 2012. p. 137.

[6] Dado el tiempo que se disponía y la falta de datos de contacto no se pudo consultar a la totalidad de los nombres listados pero sí a un número representativo y significativo.

[7] Proyecto implementado por el Sector Cultura de la Oficina de UNESCO en Montevideo de 2009 a 2011.

[8] Según información del historiador Ignacio Telesca