Las contribuciones de los africanos y afrodescendientes a la sociedad colonial en Costa Rica son temas que merecen más atención. A pesar de que en la región centroamericana fue el segundo grupo en número después de las personas indígenas, el silencio sobre su existencia en la historia oficial es común a toda la región. Aunque las evidencias señalan la importancia histórica y cultural que tuvieron en la construcción de los estados nación, estas poblaciones sufrieron y siguen sufriendo exclusión social y política.
Durante el periodo colonial existieron diferentes formas de control del trabajo como la encomienda, el repartimiento y la esclavitud, esta última incluía a muchas personas de origen africano y a otras de origen mixto entre africano, español e indígena que nacieron en la región. La historia de estas personas es una historia de luchas y de supervivencia, pero también del uso de mecanismos de ascenso social y de grandes aportes económicos y culturales.
Los primeros africanos en pisar territorio costarricense fueron traídos por los españoles en la Conquista de los territorios, y la formación de nuevas poblaciones. La Conquista y el ingreso de europeos a Costa Rica fue un proceso tardío en comparación con otros países de América Central, por lo que cuando los primeros españoles entraron a colonizar el territorio, el tráfico transatlántico de africanos ya estaba instaurado. Las crónicas coloniales indican que Hernán Sánchez de Badajoz realizó una expedición a Costa Rica en 1540 acompañado de nueve africanos esclavizados; cuatro años más tarde algunos africanos perecen en la resistencia indígena en la que muere Diego Gutiérrez; y ya para 1561 cuando Juan de Cavallón ingresa para colonizar el Valle Central lo hace junto con noventa españoles y un número indeterminado de africanos.
La estructura económica colonial permitió que los africanos y sus descendientes se ocuparan de labores en plantaciones cacaoteras en Matina, en las chacras del Valle Central, y en las haciendas ganaderas de la parte oriental del Golfo de Nicoya, en Costa Rica. Durante el periodo colonial la población afro descendiente fue predominantemente mulata, es decir afro-mestiza, descendiente de europeos y africanos.
Desde el inicio de la conquista encontramos afro descendientes tanto libres como esclavizados, siendo los primeros numéricamente mayores. El origen de los africanos esclavizados es variado, en el siglo XVII las evidencias indican que hubo una predominancia de congos y angolas, de origen Bantú; mientras que para el siglo XVIII se fortalece la inmigración forzada de grupos Mina.
Las principales poblaciones al inicio del periodo colonial estuvieron en el puerto de Espíritu Santo de Esparza, en el Pacífico, y en la ciudad de Cartago, la capital, en el interior, y en ambas se encontraban un número importante de afro descendientes, unos libres y otros esclavizados.
Cartago era la ciudad principal, compuesta por un poco más de 20 cuadrantes, en la cual se estableció la primera segregación oficial de afrodescendientes libres llamada la Puebla de los Pardos. La creación de la Puebla le permitía al gobierno colonial garantizar la fuerza de trabajo y una milicia, al mismo tiempo que facilitaba las políticas de control fiscal.
El cultivo de cacao en el Caribe
Los valles de la costa Caribe fueron importantes para la provincia de Costa Rica, pues allí se cultivaba gran parte del cacao que llegó a convertirse en su principal producto durante los siglos XVII y XVIII. Las familias de las élites cartaginesas fueron capaces de sobrevivir la depresión del siglo XVII mediante la producción de cacao y el envío de africanos y afrodescendientes a laborar y supervisar el trabajo en las plantaciones, de manera que ya para 1700 los africanos constituían la mayoría de la población y de la mano de obra en el valle Matina.
La relativa ausencia de españoles en esta región y el trabajo un poco menos agotador en comparación con otras regiones de América Central, le permitía a los africanos y afrodescendientes esclavizados de Matina, contar con cierta autonomía para cultivar sus propios cacaotales, además de supervisar todas las fases del cultivo, el procesamiento, e inclusive la venta del cacao. Asimismo, la utilización del cacao como moneda legal durante la Colonia les generaba independencia y les permitía adquirir productos importados por contrabandistas británicos y misquitos que frecuentaban la costa Caribe. La poca presencia de españoles facilitaba, además, los ataques de piratas y de misquitos, los cuales eran frecuentes en la región. Por esta razón, en 1741 se inició la construcción del Fuerte San Fernando en la margen derecha del río Matina. El Fuerte intentó impedir el comercio ilícito, pero no logró detener los saqueos a las haciendas de cacao, a las que los piratas ingresaban por los ríos Moín y Suerre.
La vulnerabilidad de la región hizo que los españoles mantuvieran a las mujeres esclavizadas en el Valle Central y únicamente enviaran a los hombres a atender los cultivos de cacao, generando que muchos hombres esclavizados de Matina se casaran con mujeres libres. A través de negociación o del cultivo de cacao por su propia cuenta, muchos de estos hombres lograron comprar su libertad, de tal manera que las condiciones de Matina permitieron y promovieron el avance social de poblaciones africanas y afrodescendientes de la región Caribe de Costa Rica.
Las milicias de negros, mulatos y pardos libres
A partir del siglo XVII, la seguridad de la provincia dependía cada vez más de las milicias de mulatos. Fue el gobernador Juan Fernández de Salinas y de la Cerda quien nombró a Diego de Zúñiga, como capitán y comisario de las milicias negras y mulatas de la ciudad de Cartago, y luego a Lucas de Contreras como capitán de la infantería de mulatos libres de Esparza. Estos fueron los primeros nombramientos de puestos militares oficiales ocupados por afrodescendientes libres.
Las milicias de negros, pardos y mulatos libres jugaron un papel esencial en la defensa contra los ataques de piratas franceses e ingleses, la protección de los puertos y la construcción de estructuras militares, servicio que prestaban a cambio de una paga mensual y la exoneración del pago de tributos.
Sin embargo, en diversas ocasiones las milicias de mulatos y pardos tuvieron que presentar quejas ante las autoridades españoles reclamando sus pagos y la exoneración del tributo de naborío, el cual había sido impuesto por la Corona española en 1573. Uno de estos casos sucedió en 1662, cuando el gobernador Andrés Arias Maldonado convocó a los mulatos de la Puebla de los Pardos a participar en la reducción de los indígenas de Talamanca. Sin embargo, al no cumplirse el pago, los jefes de la milicia presentaron una queja ante la autoridad superior en Guatemala, en la cual reafirmaban su carácter de personas libres. Posteriormente, en 1672, el capitán Lucas Sánchez de Contreras, en nombre de la compañía de mulatos libres y de la de negros libres de la ciudad de Esparza, solicitaron ante la Audiencia de Guatemala la exoneración del tributo de naborío por su servicio militar a tiempo completo y sin recibir estipendio alguno. Gracias a estas luchas, los jefes de milicias lograron obtener no solamente una autoridad militar, sino también velar por los intereses del grupo frente a las condiciones del modelo colonial.
Estas milicias fueron organizadas para enfrentar la resistencia indígena , así como la defensa del territorio, especialmente ante el estallido de la guerra entre España y Francia en 1673 y la necesidad de proteger las fronteras ante ataques franceses, ingleses u holandeses. Las fortificaciones y la defensa de puertos y ciudades se realizaron gracias a muchas de las milicias de afromestizos, las cuales estuvieron vigentes por más de 150 años en la Costa Rica colonial y fueron dirigidas por capitanes y alférez mulatos. En el siglo XVIII los milicianos afrocostarricenses estuvieron cubiertos por el fuero militar, como producto de las reformas borbónicas.
La Puebla se convirtió así en el espacio de reivindicación de los derechos de los afro-descendientes a los que la sombra de la esclavización los perseguía por su remoto origen africano
Referencias
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