Argentina
Nombre histórico
Monasterio San José de Carmelitas Descalzas
Fecha de fundación
El Monasterio se funda el 7 de mayo de 1628 y el Museo el 8 de diciembre de 1970
Dirección
Independencia No. 122, Centro, Córdoba, Povincia de Córdoba , PC: X5000IUD .
Teléfonos
+54 0351 4281540
Enlaces a Redes Sociales
http://facebook.com/juandetejeda
http://twitter.com/MuseoTejeda
http://www.museotejeda.com/#!/-visita-virtual/
Entidad responsable
Estado Municipal de Córdoba y Arzobispado de CórdobaCorreos electrónicos
Dirección WEB
www.museotejeda.com
Clasificación
Edificación
Categoría
Otras Monumento local Monumento nacional
Función-testimonio
Lugar de enterramiento Lugar de producción Vivienda
Nivel de acceso
Público
Uso actual
Museo
Uso original
Monasterio de clausura
Tipo de propiedad
Privada
Expresiones del patrimonio inmaterial relacionadas
- En la antigua portería interna del monasterio (sala 2 del museo) se vendían los productos que producía el monasterio además de recibir las donaciones de la gente y compras hechas por la comunidad religiosa. Las principales producciones del Monasterio eran los tejidos artesanales realizados por las monjas y la ollería de terracota fabricada por los esclavizados de la casa.
- En el actual patio del museo (claustro más antiguo del monasterio) se producía originalmente la ollería de adobe que se vendía en la tienda del monasterio. Una vez que los esclavizados elaboraban las vasijas, las cocían en diversos hornos que había en este lugar[1].
[1] En relación a esta producción y otros hechos, podemos encuadrar la siguiente información: Diversos obispos visitaron el monasterio San José a lo largo de los siglos y elaboraron informes muy disímiles sobre su dinámica interna. Fue el informe del obispo José Antonio Gutiérrez de Zevallos en 1733 el que desató una guerra entre la comunidad de carmelitas y el prelado, y dividió a la sociedad en dos bandos. Gutiérrez de Zevallos había sido inquisidor en Cartagena de Indias y fue consagrado como el duodécimo obispo de la diócesis del Tucumán en 1730. Arribó a Córdoba tres años después dispuesto a poner orden y disciplina. Anoticiado por su predecesor, el obispo Juan de Sarricolea, sobre ciertas irregularidades que acontecían en la casa conventual, su primer encontronazo con las Carmelitas Descalzas fue en 1733, acusándolas de no respetar la clausura al tener un gran número de criadas seglares negras y mulatas que entraban y salían a su antojo; y comerciar dentro del monasterio ollas, tinajas y botijas que producían en unos hornos instalados en el patio. La confirmación de tales anomalías llegó de la mano del rector del Colegio Máximo, el jesuita Miguel López, confesor de las Carmelitas.
Acompañado de seis hombres, entre sacerdotes y oficiales públicos, el Obispo recorrió el monasterio el 4 de diciembre de 1733 y entrevistó a seis monjas bajo juramento de verdad so pena de excomunión. Pudo constatar que habían 40 esclavos, entre hombres y mujeres, y que 34 mujeres, entre grandes y chicas, compartían la clausura con las monjas, de las cuales 13 eran españolas y el resto, libres y esclavas. Inclusive las libres estaban casadas por lo que al atardecer volvían a dormir con sus maridos y las esclavas, solteras, salían de día y volvían a dormir al convento. Las únicas que nunca abandonaban el claustro eran las 13 blancas. El prelado también averiguó que algunas monjas hacían negocio particular con la fabricación de ollería. Poseían hornos donde criadas y esclavas elaboraban ollas, jarros y tinajas, en muchos casos de grandes dimensiones, por lo que era imposible pasarlas por el torno y eso generaba asidua apertura de la puerta reglar, además de la entrada constante de insumos, en este caso leña y barro.
El obispo analizó los testimonios y elaboró un documento con 23 artículos denominado “Ordenaciones y reglamentos” que buscaban detener los abusos cometidos. Allí determinaba que todas las personas ajenas al monasterio debían abandonarlo excepto las esclavas necesarias para asistir a las enfermas y continuar con el negocio de las ollas, que mandó se trasladase a la ranchería (vivienda de negros esclavos) y que pase a ser un beneficio comunitario y no particular de determinadas monjas, con lo cual generaría un ingreso para las endebles finanzas del monasterio. Por otro lado ordenó vender al resto de los esclavos (a mediados del siglo XVIII el Monasterio otorgó la libertad a un importante número de esclavos, con que contaba).
Declaratorias
- Monumento Histórico Nacional 1941-11-28
- Monumento local