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Cuba: El Museo Ruta del Esclavo preserva legado de África |
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7 junio 2007/ Boletín Por la Ruta del Esclavo
El Museo Ruta del Esclavo, habilitado en la ciudad cubana de Matanzas, es una institución concebida por las autoridades locales para preservar los aportes del continente africano en el país.
Declarado en 1978 Monumento Nacional de la República de Cuba, el Castillo de San Severino, fortín militar español del siglo XVIII, sirve de sede a este proyecto de la UNESCO, promovido desde 1994.
El organismo de Naciones Unidas llamó en esa fecha a la comunidad internacional para profundizar en la génesis, desarrollo e impacto de la esclavitud y propiciar la salvaguarda de elementos que testimonien la huella africana.
San Severino es una construcción militar del prototipo renacentista, típica del sistema de fortificaciones españolas desarrolladas en el continente americano durante el siglo XVIII.
La fortaleza se erigió en un paraje conocido como Punta La Gorda, situada en la margen izquierda de la bahía de esta tricentenaria ciudad, distante 100 kilómetros al este de La Habana y cabecera de la provincia homónima.
Según las actas oficiales, el 13 de octubre de 1693 se colocó la primera piedra para la construcción del fortín, terminado en 1746, que en su estructura cuenta con una verja de hierro, un puente levadizo y pozos que lo circundan.
INMUEBLE DE SINGULARES VALORES
Aún son visibles las marcas que los esclavos realizaban en las piedras a fin de posibilitar el conteo y justificar ante sus amos la tarea del día.
A juicio de la historiadora Tamara Blanes, experta en fortificaciones de las Antillas, esta singularidad convierte la edificación en "única en el área caribeña".
"En el Caribe no existe un Castillo como este, con un testimonio de tal magnitud y de tanta originalidad que demanda de los especialistas estudio, trabajo y, sobre todo, preservar este elemento caracterizador", precisa.
Blanes considera a San Severino una de las fortalezas más representativas de esta zona geográfica, típica del diseño, arquitectura y técnica militar de la época.
Investigadores aseguran que El Castillo... fue el enclave más importante de todo el cinturón defensivo de la rada matancera, integrado por otras tres construcciones, para preservar la región de ataques de corsarios y piratas.
Destacan sus valores históricos -ya que en su interior guardaron prisión patriotas por la liberación nacional en los siglos XIX y XX-, y su significación arquitectónica, al mantener casi intacta la estructura original.
MATANZAS, UN EMPORIO AZUCARERO
El territorio matancero, en el occidente cubano, fue considerado un emporio azucarero especialmente en el siglo XIX y contó con una gran cantidad de asentamientos esclavos, por lo que la presencia africana es muy fuerte en esta porción del país.
De acuerdo con expertos, la trata negrera marcó una interrelación entre los continentes africano, americano y europeo, mediante el desplazamiento violento y masivo de esclavos, que trajo un flujo de valores y tradiciones.
Especialistas consultados consideran difícil calcular el monto demográfico de los africanos introducidos en la isla y refieren como estimado un millón 300 mil personas, cifra que habla del impacto económico, social, biológico y cultural.
ORISHAS EN UN CASTILLO
San Severino dispone en su planta alta de dos salas y un centro de información, mientras en su parte baja se modificó en la décimo novena centuria para habilitar las celdas y que intramuros funcionara como cárcel.
Un salón arqueológico muestra valiosas piezas pertenecientes a los siglos XVIII y XIX, encontradas durante las excavaciones realizadas en el parte externa con motivo de los trabajos de remozamiento.
La gama de objetos incluye material de lencería como platos, vasijas en forma de pozuelos decorados a mano, botones de nácar y de hueso, fichas de juegos de cerámica y charreteras de uniformes de artillería.
También se exponen bacines, botellas de vino y ginebra, proyectiles de cañón, utensilios de trabajo, cerraduras, herrajes, frascos de farmacia, portavelas, tintero, joyero y jarra.
Una particularidad que llama la atención es la presencia de pipas, de estilos catalán e inglés.
Pero lo que más atrae a los visitantes es la sala permanente dedicada a los Orishas o deidades africanas, que representan las fuerzas y los fenómenos naturales, así como actividades, emociones y pasiones humanas.
Estos dioses, que gracias a los procesos de transculturación y sincretismo forman parte de la religiosidad popular cubana, ocupan un lugar destacado del legado africano, presente en la formación y desarrollo cultural de Cuba.
Como para bendecir a seguidores y profanos se encuentran Elegguá, que simboliza el destino y lo imprevisto, y abre y cierra todos los caminos; Yemayá, dueña de las aguas y la maternidad; y Changó, dios del rayo, de la alegría masculina y la virilidad.
Asombran además las obras que representan a Ochún, dueña del río, el amor, la sensualidad y las alegrías femeninas; y Oyá, ama de las tempestades, las centellas y la puerta del cementerio.
Matanzas, zona cubana de amplia riqueza cultural, monumental y viva, cultiva la herencia del llamado continente negro con el rico espectro de cantos, bailes y rituales religiosos.
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Related Link(s): Tangible Heritage, World Heritage, The Slave Route, Cultural Policies |
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