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Grupo de teatro cubano vuelve a apostar en contra de la violencia de género |
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7 julio 2015/ UNESCO La Habana
Una reflexión sobre las diferentes manifestaciones de la violencia de género es la propuesta de la obra teatral Violencia a la carta, estrenada el pasado 1ro de julio en el teatro Bertolt Bretch de la capital cubana por el Grupo Berenjena Teatro.
Con esta pieza, la actriz y directora teatral cubana Anaysy Gregory Gil profundiza en este problema que afecta a millones de mujeres en todo el mundo y que ya explorara en su pieza Cualquier lugar menos este, la cual subió a escena en agosto de 2014.
Adaptada y dirigida por la propia Gregory Gil, Violencia a la carta retoma los argumentos de las puestas Veintisiete vagones de algodón, del importante dramaturgo estadounidense Tennesse Williams, e Íntimamente juntos, de su compatriota Eugenio O'Neill (EUA), para ofrecer una visión contemporánea sobre la violencia de género.
Flora, Nelly y Saya, son ahora las protagonistas de una historia hilada a partir de un programa radial donde la locutora Assilén –encarnada por Gregory- pondrá sobre el tapete causas y consecuencias de la violencia, que se verán reflejadas en las relaciones de pareja de estas mujeres.
El guión de la obra fue asesorado por un equipo de expertos y colaboradores de la campaña ÚNETE del Secretario General de las Naciones Unidas para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, entre ellos, el punto focal de género de UNESCO La Habana, Pablo Castilla.
Gregory se valió también de los conocimientos adquiridos en las actividades de formación en temas de género de la red de artistas de la campaña ÚNETE, que integra junto a otros/as creadores/as desde el pasado año.
Según la artista, el teatro es un vehículo esencial para promover la reflexión y el debate sobre la violencia y, por tanto, constituye un novedoso recurso para divulgar el mensaje de la campaña.
Violencia a la carta es una herramienta de comunicación, difusión y sensibilización sobre el mensaje de la Campaña ÚNETE referente a la violencia contra las mujeres y todo lo que ello implica con respeto a la igualdad, el derribo de estereotipos, la identificación de roles de género y la reflexión, afirma.
Para ella, iniciativas como esta tienen además el valor de contribuir a la formación de jóvenes actores y actrices, quienes ganan durante el proceso de montaje una nueva perspectiva sobre roles de género muchas veces naturalizados en la sociedad patriarcal y machista dominante.
"Durante el montaje de la obra, utilizamos ejemplos de violencia que vivimos a diario y que muchos de los actores y actrices habían experimentado desde una posición de víctima o victimario" explicó Gregory.
"La deconstrucción de esas situaciones nos permitió debatir sobre el tema de la violencia hacia las mujeres y las niñas y profundizar en la psicología de los personajes. Creo que ahí hay un aporte de larga data para la formación de los artistas", agregó.
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